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lunes, 14 de diciembre de 2009

Un clásico


El mercado de Magdalena es uno de esos lugares a los que siempre hay que volver. El aroma a frutos secos se confunde con el perfume del culantro, los moldes para hacer galletas se codean con los discos de música pirata, todo es más barato, todo es más intenso. Es el prólogo perfecto para cocinar un domingo por la tarde. Pero este fue domingo con clásico, lo cual no es poca cosa y más aún si se comparte la casa con un acérrimo hincha de la U. Es decir, debía preparar algo que pudiera comerse con facilidad y muy cerca del televisor.

El lector debe saber que tengo una seria obsesión con el zapallito italiano (o zucchini), pero es algo que estoy tratando de manejar. En fin, ayer no pude evitarlo y fue lo primero que compré. No hay nada más rico que planear el menú al momento de hacer las compras, así que le agregué una berenjena, un pimiento morrón y un zapallo loche que cuesta tres veces menos de lo que cobran en un supermercado. La idea era hacer una versión bastante libre de ratatouille y acompañarla con tostadas. Algo ligero después de un contundente desayuno con los amigos.



Foto: Tomas Zeleninsky


En los últimos tres años he descubierto que cada receta tiene su propia música. En este caso, puse mi destartalado disco de Wilco y creo que me acompañó bastante bien. Sobre la preparación del almuerzo, debo confesar que las proporciones siguen siendo un misterio para mí, así que mi mejor consejo es que aprendan a fiarse de la intuición y poco a poco irán descubriendo las medidas adecuadas. Yo empecé con 6 dientes de ajo dorados en aceite de oliva (si es en olla de barro, mejor). Luego le agregué una berenjena, un zucchini y un pimiento, todo picado en cuadraditos. Sal, tomillo fresco, un par de chorros de cerveza y un trozo de zapallo loche rallado para rematar. Mientras esa preparación estaba sobre el fuego corté unos panes pita en cuatro piezas, los embadurné de oliva, sal, finas hierbas y los metí al horno a fuego bien bajito.


¿Cómo saber cuándo está todo listo? Probando. La meta es que las verduras no terminen hechas puré. El pan pita está listo cuando parece una galletita y eso suele tomar alrededor de 15 minutos. La verdad es que estas tostadas no tienen pierde, porque además pueden guardarse para acompañarlas con cualquier otra cosa. Y a la hora de servir, coman como quieran. Sugerencia: Untar el pan con queso de cabra, cubrir con el ratatouille y acompañar con el vino que más les guste. Lo mejor, en este caso, fue que ganó la U y creo que mi chico estuvo tan contento que ni siquiera se dio cuenta que las berenjenas me quedaron hechas puré.







6 comentarios:

  1. ¡Felictaciones! ¡Está genial el blog! ¡Y está genial que gane la U! Avisa cuando posteas y revisa los links, algo parece andar mal con ellos.
    Bravo.
    M.

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  2. Wena Diana, este blog será el designado para abrir mi apetito. Espero que pronto nos prepares uno de los platillos voladores que saldrán seguro en este espacio sideral.

    javicho

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  3. es la reina del zucchini!!! me encanta!

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  4. mi kisner me encanto leerte...tu el zucchini son una historia...sigue posteando que como siempre sere fan tuya ...te adoro amiga!

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  5. Siempre es bueno leerte, Diana, escribes mejor que J, tú y yo (y tus lectores) lo sabemos, jaja. Hasta él. Y sabiendo como cocinas, estoy seguro de que irán saliendo, como en esta suculenta entrada (nunca mejor utilizada la palabra en un blog), las delicias en este diario como salen de tu cocina. Bon apetit para todos los lectores! Besos y felicitaciones!!!
    Armando

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  6. ¡gracias a todos!
    abrazos enormes y ya saben que cualquier sugerencia siempre es bienvenida!

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